sábado, 10 de febrero de 2018

Herrerillo majorero (Cyanistes teneriffae degener)

Los herrerillos de Canarias son un magnífico ejemplo de radiación insular. Se trata de un mecanismo evolutivo según el cual cuando una especie coloniza un nuevo territorio de características variadas (o en nuestro caso una o varias islas),  empiezan a diferenciarse originando varias especies o subespecies (depende del grado de diferenciación), consiguiendo así adaptarse lo mejor posible a su nuevo hábitat. El caso más conocido son los pinzones de Darwin en las islas Galápagos.

Los herrerillos canarios pasaron primero del género Parus al Cyanistes y después se han diferenciado por técnicas moleculares hasta cinco subespecies (la última descrita para Gran Canaria). Todas tienen ligeras diferencias que facilitan su identificación en el campo.

Aunque los herrerillos se encuentran ampliamente distribuidos por los hábitats de Canarias, su hábitat típico son los pinares, por lo que se puede comprender que en las Islas Orientales han tenido que adaptarse a otros hábitats como son los palmerales, las tarajaledas y los jardines. En una visión rápida de campo, el herrerillo majorero se pueden identificar por el amarillo brillante de su vientre y por la banda blanca que atraviesa sus alas, como se puede apreciar en las fotos que se adjuntan. Si alguien quieren comparar con los pinzones de otras islas pueden pinchar aquí.

Pero no acaban aquí las curiosidades filogenéticas de esta especie y es que según algunos autores (Illera et al., 2011) los estudios de DNA postulan la posibilidad de un proceso inverso al habitual de colonización. Esto es, se piensa que el Cyanistis tenneriffae ultramarinus de Marruecos deriva del C.t. degener, propio de Lanzarote y Fuerteventura y no al revés, como es habitual. La Naturaleza no para de sorprendernos.

A continuación presento algunas imágenes de herrerillo majorero (Cyanistes teneriffae degener) obtenidas en el norte de Fuerteventura el mes pasado. Reiteradamente volvían a estas flores de tajinastes, no se si a sorber el nectar que segregan o a comerse los insectos que vienen a él. Lo cierto es que sus nerviosos movimientos no facilitaban mucho la obtención de las fotos, a veces casi sin tiempo de encuadrar y enfocar. Como estaban en una zona poco favorecida por la luz se le dió un ligero toque de flas para mejorar los colores pero sin imponer la luz artificial a la natural. Cuestión de tacto 😉.









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